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lunes, 1 de diciembre de 2014

 
 

RENDIMIENTO ACADÉMICO

 
El estudio del rendimiento escolar  se ha asociado al de igualdad y equidad de oportunidades educativas y sociales, ya que durante mucho tiempo se pensó que la escuela debería ser el instrumento mediante el cual la sociedad brindara mejoras y similares oportunidades a sus miembros para escalar la jerarquía social. Sin embargo, el rendimiento escolar no depende exclusivamente de las capacidades individuales, sino más bien está determinado por una serie de factores extraescolares, especialmente de origen social.
 
El rendimiento escolar se puede concebir como el grado de conocimientos que posee un estudiante de un determinado nivel educativo en una escuela. La institución educativa expresa ese grado cognitivo en la calificación escolar, la cual le es asignada al alumno por el profesor. Las diferencias de rendimiento entre los individuos son expresadas en una escala, en su mayoría numérica, cuyos extremos indican el más alto y el más bajo rendimiento. El rendimiento escolar es un nivel de conocimientos demostrado en un área o materia, comparado con la norma de edad y nivel académico. Los procesos de evaluación no proveen por sí mismos todas las pautas necesarias para mejorar la calidad educativa. Es necesario considerar también la influencia de los condiscípulos, el aula o el contexto educativo.
Aunque se están haciendo esfuerzos para retener en el sistema a la población, siguen utilizándose las metodologías y prácticas docentes homogéneas, a pesar de que los alumnos tienen diferente procedencia, antecedentes y sus respectivas capacidades y posibilidades de aprender. Así es imposible que el sistema escolar mejore en  aprovechamiento y retención.
Para explicar las deficiencias y fracaso del sistema educativo es común señalar la falta de capacidad e interés del alumnado, la irresponsabilidad y deficiente formación académica de los maestros, los métodos de enseñanza y las estructuras obsoletas.   
La escuela es una institución que sistemáticamente, presentando datos, imágenes, escritos y procedimientos, intenta aportar conocimiento, moralidad, saberes, prácticas técnicas y habilidades, a un grupo de personas. Conviene explorar la forma como se  perciben  las personas implicadas en la escuela y el significado que atribuyen a sus propias acciones en ésta. La escuela es una agente de socialización y de selección social. Las instituciones educativas están concebidas para alcanzar tanto fines sociales como fines individuales. La familia  sienta las premisas educativas a través de la socialización primaria, que después la escuela desarrollará. La estructura interna del sistema escolar puede modificar la calidad de la influencia con el aporte del profesorado, programas y recursos didácticos. La escuela es una institución con objetivos y personal idóneos, una tecnología explícita y relaciones formales. La educación es asegurada por el Estado, como un medio para formar al ciudadano y para garantizar la conformidad de su comportamiento a la colectividad. Aunque orientado hacia la conservación, el sistema escolar, tiene alguna autonomía. La escuela transmite el conocimiento e inculca en el alumno la ideología de la clase dominante.  La escuela es la primera experiencia de control social externa a la familia que el individuo encuentra. La función adaptativa de la escuela forma individuos insertables en la organización social.  
La escuela refleja la compleja realidad cultural de un tiempo determinado. La función primordial de la escuela es mostrar al individuo lo que la sociedad espera de él.  El Estado utiliza a la educación como medio de transmitir la ideología. El maestro selecciona a los alumnos. El nivel de apreciación que el maestro haga del alumno contribuye a desarrollar en él, habilidades de auto-valorización o auto-desvalorización. El  entorno abarca comunidad y sociedad,  el medio social interviene en el rendimiento escolar ya que el alumno pertenece a diferentes estratos sociales,  económicos, y culturales. Las instituciones educativas le ayudan al Estado a obtener control social en una sociedad desigual. Durkheim y Parsons decían que la educación tiene la misión de transmitir el conjunto de representaciones sociales de una generación a la siguiente y constituir en los individuos, egoístas por naturaleza una personalidad social orientada hacia el bien, la libertad y el deber.
La escuela brinda al estudiante la oportunidad de adquirir técnicas, conocimientos, actitudes y hábitos para el máximo aprovechamiento de sus capacidades y contribuye a neutralizar los efectos nocivos de un ambiente familiar y social desfavorables.
El neoliberalismo exige profesionales calificados, así, quienes presentan desde la escuela problemas de rendimiento escolar,  están perfilándose para ocupar trabajos menos calificados y de menor prestigio social, así como de baja remuneración. 
El  alumno sólo es considerado como un sujeto a ser formado intelectualmente por el entorno educativo sin considerar sus necesidades y limitaciones. Una vez dentro de la escuela deberá demostrar su aptitud hacia el trabajo y el profesor lo “calificará“,  según cumpla tareas y se adapte a la dinámica constante, competitiva y selectiva que la escuela impone. 
Es reprobado el alumnado que no logra obtener una calificación o un puntaje mínimo aprobatorio que le permita evidenciar dominio del conocimiento académico.
Se dice que deserta el alumno que se retira de la institución.
La definición de rezago intenta evitar la connotación negativa de atraso y retraso, y se refiere al alumno que se queda al margen respecto a su generación.
Eficiencia terminal es la relación cuantitativa entre los alumnos que ingresan y los que egresan.
La clase social, el estatus socio–económico, y el contexto ambiental se vinculan al fracaso escolar de ciertos sujetos, un resultado disfuncional del sistema educativo, que impacta en la personalidad del alumno. El bajo rendimiento escolar constituye un fenómeno calificado y definido culturalmente en un momento histórico concreto y determinado. El marco sociocultural y la escuela son los agentes que definen el rendimiento, éste no existiría sin un contexto cultural normalizador y en un marco institucional que lo genera, califica y certifica.
En un contexto escolar, saturado de intelectualismo, hay cierta tendencia a asociar el fracaso con deficiencias en el rendimiento académico–cognitivo de los individuos.
La familia que ocupa un determinado estatus socio económico-cultural, y que pertenece a un medio ambiente concreto, ciudad, pueblo, barrio, etc., constituye un contexto extra-escolar,  donde pertenece el alumno, y cuya influencia sobre su éxito o fracaso debe valorarse. Las ausencias o posesión de un diploma, los estudios de los progenitores, la actividad laboral de padre y madre, están ligadas al nivel de resultados del estudiante.  La categoría ocupacional del jefe de familia, la categoría de ingreso así como las condiciones materiales de vida se toman como indicadores de la dimensión económica del origen social. Es importante el conjunto de pautas culturales que se proporciona al niño dentro del hogar. Para lograr asimilar los elementos culturales transmitidos por la escuela, se requiere contar con los instrumentos intelectuales y morales (valores y actitudes) de adquisición previa a la escuela que las familias con bajo nivel cultural no están en condiciones de otorgar a sus hijos.  La riqueza sociocultural del contexto (correlacionada con el nivel socioeconómico) mejora el desempeño escolar de los estudiantes.  
Mientras un estudiante espera ser reconocido por su capacidad, en el salón de clases se reconoce su esfuerzo. Decir que se hizo gran esfuerzo implica poseer poca habilidad, lo que genera un sentimiento de humillación. Si se piensa que se fracasará escolarmente se está propenso a fracasar y se fracasará tarde o temprano, lo que recuerda el `efecto Pigmalión, es decir, una profecía de fracaso escolar autocumplida.  Las expectativas de familia, docentes y los mismos alumnos con relación a los logros en el aprendizaje ponen al descubierto prejuicios, actitudes y conductas que pueden resultar beneficiosos o desventajosos en la tarea escolar y sus resultados. El rendimiento de los alumnos es mejor, cuando los maestros manifiestan que el nivel de desempeño y de comportamientos escolares del grupo es adecuado.
La inteligencia humana es un constructo utilizado para estimar, explicar o evaluar algunas diferencias en desempeño académico, modos de interrelación, proyectos de vida, talentos, calificaciones, resultados de test cognitivos, etc.
De acuerdo con la perspectiva conductual, una comprensión de la motivación del estudiante comienza con un análisis cuidadoso de los incentivos y recompensas en la clase.
La perspectiva humanista enfatiza fuentes intrínsecas de motivación como las necesidades que la persona tiene de “autorealización” (Maslow), la “tendencia de actualización” innata (Rogers y Freiberg), o la necesidad de “autodeterminación”.
Bandura, en su teoría cognoscitiva social, refiere que la motivación se considera como el producto de la expectativa del individuo de lograr una meta y el valor de esa meta para él mismo.
Tienen valor predictivo las atribuciones que hacen las personas sobre sí mismas y sobre los demás respecto a la inteligencia. La inteligencia emocional es una forma de interactuar que considera los sentimientos, el autocontrol, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, etc. Estos configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, indispensables para la adaptación social. Deben considerarse las habilidades sociales para el éxito académico. Según algunos investigadores el mejor predictor infantil de la adaptación adulta es la habilidad social. En las instituciones educativas se realizan exámenes de ingreso de carácter cognitivo, considerándolos factores predictivos del futuro rendimiento académico de sus aspirantes, olvidando evaluar sus habilidades sociales.
Si las normas son flexibles y adaptables, son más aceptadas, contribuyen a la socialización, a la autodeterminación y a la responsabilidad por parte del estudiante, favoreciendo la convivencia escolar y el desarrollo de la personalidad; por el contrario si éstas son rígidas, repercuten negativamente, generando rebeldía, inconformidad, inferioridad.
En los niveles educativos medio y medio superior los estudiantes reflejan carencias en su formación y manifiestan dificultades académicas. Contrariamente a la tendencia tradicional de explicar el rezago educativo por la pobreza y gobiernos desinteresados en la educación, las acciones buscan mejorar los factores intraescolares, para ello, han diseñado programas que comprenden materiales y textos escolares, capacitación y estímulos para los docentes, infraestructura, fortalecimiento institucional, compromiso de la comunidad con el proceso educativo y  canalización de apoyos destinados a las familias.  Pero, por otra parte, el crecimiento de la escolaridad y sus mejoras no ha producido un cambio de la estructura de oportunidades, pues la clase superior establece nuevos niveles de titulación profesional, por encima de los que ha puesto al alcance de los las clases menos favorecidas.

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